Mientras los productores todavía trataban de olvidar el año 2008 y la “peor sequía de la historia”, llegó “la segunda” en el verano del 2011. Minimizarla, tomando como parámetro la primera, es similar a pensar que una piña de "Maravilla" Martínez puede ser menos dolorosa si primero recibiste una del campeón mundial de peso pesado, Wladimir Klitschko.
Ahora, parece que no deberemos preocuparnos por pasar otro verano seco. Los pronosticadores están de acuerdo en que será húmedo. Claro que no estamos hablando de algo exacto ni se tiene fechas claras de comienzo y final. Es algo que posiblemente ocurra, en algunos lugares más, en otros menos, de aquí en adelante.
Para muestra, basta ver lo que pasó en las últimas semanas en la provincia de Buenos Aires, lluvias muy superiores al promedio, campos inundados, caminos intransitables, canales que no se hicieron, canales que se hicieron mal, canales que no debieron hacerse, gente que culpa a otra gente, etc.
Claro que nada de eso solucionará las pérdidas sufridas por los productores.
Para completar el cuadro, los precios de la hacienda están en un descenso manso, si los medimos en pesos corrientes, y en un descenso brusco, si los comparamos con los precios de los insumos.
En este contexto, para aquellos que no estamos bajo el agua todavía, no está de más prever una situación más complicada en el corto plazo (entendiendo por corto a los próximos 6 meses).
Los años húmedos en la actividad ganadera suelen estar signados por algunas dificultades que no existen en los años normales. El tránsito por los caminos, suele verse limitado en muchos casos, haciendo que el productor venda “cuando puede” y no cuando quiere.
Tener en cuenta que los ingresos pueden ser más inestables que de costumbre pueden evitar costosos sobregiros en la cuenta corriente.
Sólo hace falta ir armando un pequeño fondo de contingencia para ello.
Las pasturas suelen sufrir pisoteos que acortan su vida útil. En casos como la alfalfa, pequeños periodos de anegamiento en verano pueden costar buena parte del stand de plantas. Contra esto no hay mucho que se pueda hacer desde el manejo, pero si puede presupuestarse una cantidad mayor de recursos para la implantación de pasturas y/o
verdeos en el otoño venidero, si se desea mantener más o menos constante la provisión de forrajes.
La confección de reservas, suele complicarse en aquellos lotes con problemas de drenaje (un clásico de los campos ganaderos). En este caso convendrá estudiar con el pronóstico de lluvias en la mano cual será la época en que podrán entrarse a picar los sorgos y maíces, o destinar para estos fines los lotes que aseguren piso para las máquinas.
Un sector del campo que suele complicarse son los corrales. A fin de mantener la sanidad al día, es conveniente estar predispuesto a hacer las tareas de manga “en cuanto se pueda” y no arriesgarse a que se pasen las fechas del calendario sanitario por las precipitaciones.
Mi intención, no es ser exhaustivo en las previsiones que deberán tomarse y presupuestarse, de cara a la temporada seguramente lluviosa que se aproxima; sólo quiero que el lector vaya pensando cuales serán las consecuencias que estas lluvias podrán tener en el manejo de los rodeos y el resultado económico de su establecimiento. Siempre es
mejor ir planificando con tiempo, por más que luego se opte por hacer algo diferente.
Son tiempos de vacas regulares y no hay demasiado margen para errores.
Algo de esto, y mucho, mucho, pero mucho mas en Agroeventos por LT9:
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