14 may 2015

Si faltan terneros, que no se note


Ya en plena temporada alta de invernada podemos comenzar a imaginar cómo será el año ganadero. Sabido es que enero y febrero son meses de mínimo movimiento en el mercado de invernada, que solo comienza a rodar cuando se acortan los días y se ponen frescas las mañanas en marzo y abril. No es que nos guste trabajar más frescos, es que los terneros se ponen grandes y los pastos crecen menos, entonces se impone  achicar la carga antes que las heladas y la falta de humedad achiquen los campos. Ya que la mayoría de las ventas se producen entre marzo y mayo, los ingresos de los criaderos se definen en estos meses.
La oferta de terneros es apenas menor respecto al año pasado en las categorías más livianas y sin mayores diferencias en el resto de las categorías, y dicho faltante era mayor el mes pasado. Dado que la categoría terneros livianos fue la que más creció en 2014, esto puede ser un acomodamiento natural por el cual este año esos terneros van a demorar un poco más en salir y lo harán con unos kilos más.
En el caso de las terneras, la carestía respecto a igual temporada del año pasado es  más marcada que en los machos y, al igual que estos, se acentúa en las categorías más livianas. En lo que se diferencia esta  escasez de vista en los terneros es que el año pasado no había crecido tanto la oferta de hembras para invernar o recriar.
Yendo a lo que en realidad importa, o sea el dinero, los precios promedio de abril fueron ligeramente más bajos respecto al mes pasado en todas las categorías. Comparado con abril 2014 los precios promedio son 35% superiores. Esta recomposición interanual de los precios, que es apenas superior a la inflación anual, posiblemente permita la salida más lenta de los terneros que refería en el párrafo anterior. Cuanto mejor se pagan las crías, menos hace falta vender para hacer frente a los gastos. Además, los precios mínimos y máximos registrados han crecido mucho más que los promedios, lo cual puede interpretarse como una señal de fortaleza en las cotizaciones.
Como el gordo apenas aumentó 10% entra abril de 2014 y abril de 2015, comprar un ternero insume 25% más kilos de novillo que en el mismo mes del año pasado. Para poner esto en contexto, permítame el amable lector decir que el año pasado los terneros estaban extremadamente baratos respecto a los novillos gordos.
Las diferencias entre categorías, o sea cuanto menos se paga el kilo de ternero de una categoría más pesada respecto al de una más liviana, cambiaron su tendencia a la baja de 3 años y aumentaron. Este castigo, en caso de mantenerse, presagia que este año será menos negocio que el año pasado recriar los terneros en vez de venderlos antes.
Para completar este encalmado panorama, la diferencia de precios entre terneros y terneras se observa estable  en valores idénticos a los del año pasado. Este cociente solo suele reducirse durante los periodos de suba de precio, merced a compradores que desplazan su interés de terneros caros a terneras algo más baratas. Si faltan terneros, por ahora, no se nota.
Matías A. Sara
Se agradece su difusión y su reproducción citando al autor. 

6 may 2015

Abril: un mes con menos hacienda y peores precios.

En el mes de abril variación mensual de  los precios promedio en el mercado de hacienda de Liniers fue negativa para todas las categorías menos para los novillos. Cabe en este particular hacer una acotación: Si consideramos la variación interanual (Abril de 2015 vs abril 2014), los novillos son los que menos subieron. Sin mejores datos para el análisis, puede imaginarse que solo van  atrasados respecto al movimiento del resto, que es claramente bajista. Según la estacionalidad de su oferta, esta categoría debería seguir aumentando las cabezas rematadas  hasta julio y su precio aumentando su brecha negativa frente a las categorías livianas. Resumido: El novillo en los próximos meses tiene más recorrido hacia abajo que hacia arriba en precio.
Respecto al mes pasado las que más bajaron son las vacas, sin embargo son las que más han subido respecto al año pasado. Situación inversa a la descripta en el párrafo anterior para los novillos. Quizás solo sea que se han adelantado, o que el año pasado arrancaron muy rezagadas. Como sea, de acuerdo a la estacionalidad de su oferta,  le quedan 3 meses para seguir bajando respecto al resto de las categorías debido a los crecientes volúmenes que aparecerán en el mercado. En cuanto al tipo de vaca ofrecida, al menos hasta abril, venía lerda la salida de gordas (-28%) pero apurada la de conserva inferior (+107%). Quizás la aparición de heladas y la falta de lluvias aceleren este proceso. Hay que pasar el invierno y, para ello, alivianar los campos sacando los vientres adultos que no se encuentren preñados.
En cuanto al consumo liviano, vaquillonas y novillitos de entre 390 y 430 kilos sufren las peores bajas mientras que sus similares de entre 250 y 390 kilos, al igual que  terneros y terneras, salieron casi neutros respecto al mes pasado. Remarcable es el crecimiento del volumen operado por la categoría vaquillona, al mismo tiempo que las terneras rematan cantidades muy similares a las de abril de 2014. Es posible que aquello que el año pasado se pensó era una recomposición de planteles haya sido solo una sustitución de terneras por terneros en el engorde, impulsada por el alto precio de la invernada. Por otra parte, sigue siendo escaso el ingreso de terneros (-21% respecto a igual mes del año pasado) y novillitos (-4%). Según la estacionalidad de su oferta, los terneros deberían seguir reduciendo su presencia cada mes más hasta junio y los novillitos hasta setiembre. Es habitual que entre mayo y junio se den las mayores diferencias entre el promedio de precios de ambas categorías y, de cada una de ellas, frente al promedio de las vaquillonas; aunque este abril los promedios de novillitos y vaquillas están casi iguales, cosa que no ocurría desde 2011. En este segmento, veremos en el futro cercano si la reducción de su oferta logra tonificar sus precios o si la demanda se muestra menos selectiva y sustituye sus compras por los más económicos y abundantes novillos y vacas buenas. Esta sustitución, hay que aclarar, suele toparse con la sustitución que por otro lado suele darse por parte del pollo. A 20 $ el kilo el pollo es una opción más que atractiva, sobre todo en el segmento de consumidores de menores ingresos.
 Con una inflación arriba del 35% anual estos precios  del gordo son en realidad bastante menores a los del año pasado. A esto hay que sumarle que el año pasado los terneros se vendieron mucho más baratos en la zafra que este año. Queda así configurada una temporada muy complicada para los engordadores, al menos hasta que las paritarias se cierren y los aumentos salariales impulsen el consumo. Queda por ver cuánto influyen las mejores expectativas en la cadena frente al recambio político de cara a 2015, pero la realidad es que ninguna fuerza política ha hecho anuncios para el sector hasta ahora.
Matías A. Sara
Se agradece su difusión y su reproducción citando al autor.