Respecto
al mes pasado las que más bajaron son las vacas, sin embargo son las que más
han subido respecto al año pasado. Situación inversa a la descripta en el
párrafo anterior para los novillos. Quizás solo sea que se han adelantado, o
que el año pasado arrancaron muy rezagadas. Como sea, de acuerdo a la
estacionalidad de su oferta, le quedan 3
meses para seguir bajando respecto al resto de las categorías debido a los
crecientes volúmenes que aparecerán en el mercado. En cuanto al tipo de vaca
ofrecida, al menos hasta abril, venía lerda la salida de gordas (-28%) pero
apurada la de conserva inferior (+107%). Quizás la aparición de heladas y la
falta de lluvias aceleren este proceso. Hay que pasar el invierno y, para ello,
alivianar los campos sacando los vientres adultos que no se encuentren preñados.
En
cuanto al consumo liviano, vaquillonas y novillitos de entre 390 y 430 kilos
sufren las peores bajas mientras que sus similares de entre 250 y 390 kilos, al
igual que terneros y terneras, salieron
casi neutros respecto al mes pasado. Remarcable es el crecimiento del volumen
operado por la categoría vaquillona, al mismo tiempo que las terneras rematan
cantidades muy similares a las de abril de 2014. Es posible que aquello que el
año pasado se pensó era una recomposición de planteles haya sido solo una
sustitución de terneras por terneros en el engorde, impulsada por el alto
precio de la invernada. Por otra parte, sigue siendo escaso el ingreso de
terneros (-21% respecto a igual mes del año pasado) y novillitos (-4%). Según
la estacionalidad de su oferta, los terneros deberían seguir reduciendo su
presencia cada mes más hasta junio y los novillitos hasta setiembre. Es habitual
que entre mayo y junio se den las mayores diferencias entre el promedio de
precios de ambas categorías y, de cada una de ellas, frente al promedio de las vaquillonas; aunque
este abril los promedios de novillitos y vaquillas están casi iguales, cosa que
no ocurría desde 2011. En este segmento, veremos en el futro cercano si la reducción
de su oferta logra tonificar sus precios o si la demanda se muestra menos
selectiva y sustituye sus compras por los más económicos y abundantes novillos
y vacas buenas. Esta sustitución, hay que aclarar, suele toparse con la sustitución que por otro lado suele darse por parte del pollo. A 20 $ el kilo el pollo es una opción más que atractiva, sobre todo en el segmento de consumidores de menores ingresos.
Con una inflación arriba del 35% anual estos
precios del gordo son en realidad
bastante menores a los del año pasado. A esto hay que sumarle que el año pasado
los terneros se vendieron mucho más baratos en la zafra que este año. Queda así
configurada una temporada muy complicada para los engordadores, al menos hasta
que las paritarias se cierren y los aumentos salariales impulsen el consumo. Queda por ver cuánto influyen las mejores expectativas en la cadena frente al recambio político de cara a 2015, pero la realidad es que ninguna fuerza política ha hecho anuncios para el sector hasta ahora.
Matías A. Sara
Matías A. Sara
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